La vida en lugares poblados como ciudades se caracteriza por un ritmo acelerado de consumo y producción y, por consiguiente, una mayor generación de residuos. Aún con un proceso eficiente de higiene en locales, la acumulación de residuos es inevitable. Pero atención, estos atraen a ratas o roedores en busca de alimentos y genera una plaga.
Las ratas entran en nuestros hogares y locales aprovechando cualquier hueco; desde una pared o un azulejo roto, hasta el fino hueco entre el suelo y una puerta. Una vez dentro, se asientan en colonias, y crean sus madrigueras en lugares subterráneos, huecos en paredes o en árboles y techos, ocupando cada vez más espacio.
Las ratas se reproducen con una rapidez alarmante, y tras un proceso de gestación de apenas 20 días son capaces de dar a luz hasta a 12 ratas. Es así como se multiplican los problemas que estos animales generan; además de dejar sus excrementos, lo que genera un riesgo higiénico que echa a perder numerosos alimentos, la plaga genera numerosos imperfectos en muebles, cables y en las estructuras de los edificios al roer constantemente todo lo que encuentran a su paso.
Es necesario combatir y controlar la plaga mediante distintas acciones.
Para evitar su aparición y el impacto que generan en espacios físicos, es necesario aplicar medidas físicas y estructurales de control pasivo como colocar mallas, taponar hueco o fijar la altura de las puertas a ras del suelo. Pero si la intención es eliminarlas y erradicar su colonia de nuestro edificio hay que pasar al control activo, aplicando rodenticidas