El desperdicio de alimentos se está combatiendo con ideas innovadoras en todo el mundo que se podrían imitar en España
Los hogares españoles tiran a la basura más de 3,5 millones de kilos de comida al día, un problema que no solo perjudica a los bolsillos de los consumidores sino también al medio ambiente. Para hacerle frente, se han creado en todo el mundo diversas iniciativas originales que también podrían imitarse en nuestro país. Este artículo señala cuántos y qué alimentos se derrochan en España y varios de los proyectos contra el desperdicio de comida.
Cuántos y qué alimentos se derrochan en España
Los hogares españoles echan a la basura 1.325,9 millones de kilos anuales de alimentos (3,7 millones de kilos diarios), según el Panel de cuantificación del desperdicio alimentario del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).
Los datos, extraídos a partir de 12.000 familias participantes, señalan que la proporción es del 4,53% de media sobre el total de los alimentos adquiridos. Las diferencias entre productos desechados son significativas. Ocho de cada diez hogares tiran alimentos sin procesar por considerar que no están en buen estado: frutas, verduras y pan fresco representan casi la mitad (el 48,1%) del total. Por su parte, tres de cada diez familias desperdician parte de la comida que preparan, siendo mayor la cantidad despilfarrada directamente desde la nevera que la que acaba en el cubo de la basura por no consumirse en la mesa. Solo el 18,9% de los hogares españoles consume todo lo que compran.
Siete iniciativas originales contra el desperdicio de alimentos
El derroche de comida se está combatiendo con diversas iniciativas que podrían imitarse:
1. Aprobar leyes y medidas antiderroche y de donación de alimentos. Francia ha sido el primer país del mundo en lanzar, el año pasado, una ley que penaliza el desperdicio de comida y obliga a las empresas del sector a donarla para fines sociales, a agricultores para alimentar animales o para compostaje. Seis meses después, Italia aprobaba la ley «Despilfarro Cero» que, a diferencia de la francesa, no penaliza el desperdicio, sino que incentiva su donación. En Estados Unidos (EE.UU.) se ha autorizado una legislación que aumenta los beneficios fiscales a las compañías que donan alimentos.
2. Crear aplicaciones para optimizar la producción de alimentos y las donaciones. Las nuevas tecnologías pueden mejorar el contacto entre los diferentes puntos de la cadena alimentaria para reducir los excedentes y poderlos donar. En EE.UU. se han desarrollado varias apps para ello, como Food Cowboy o Spoiler Alert.
3. Promover el consumo de la comida «fea». Según la web ecologista Sierra Club, el 20% de los productos se desechan en las granjas por cuestiones estéticas y, de hecho, los productores producen en exceso para garantizar que cumplen las especificaciones. El movimiento «comida fea», cada vez mayor en todo el mundo, propugna el aprovechamiento de estos alimentos que poseen todas las garantías y propiedades. En Portugal, el proyecto «Fruta Feia» (fruta fea) defiende que la «gente guapa come comida fea» y ha logrado una extensa red de puntos en Lisboa y en otras localidades lusas. Imperfect Produce ha creado en California (EE.UU.) un sistema de venta, en contacto directo con los granjeros, con productos que pueden comprarse en su web con descuentos de entre el 30% y el 50%. La campaña «Ugly Fruit & Veg» (Fruta y vegetales feos), promovida por el activista Jordan Figueredo, ha movilizado en Internet a gran cantidad de personas, entre ellas al famoso cocinero Jamie Oliver, que ha grabado con su hijo el siguiente vídeo para recomendar estos alimentos y ha conseguido casi un millón de visionados:
4. Potenciar los productos de kilómetro cero. Los alimentos locales son más frescos y cercanos a los consumidores, de manera que reducen las posibilidades de que se estropeen durante su traslado a los puntos de venta.
5. Realizar campañas de información y concienciación. Los ciudadanos que conocen el problema y sus consecuencias se implican en sus posibles soluciones. Así lo ven los creadores de diversas campañas específicas, como la de las organizaciones estadounidenses Natural Resources Defense Council (NRDC) y Ad Council. Con el lema «Save the Food» (Salva la Comida), informa que el 40% de la comida en EE.UU. se tira y explica cómo afecta al medio ambiente y la economía. Para ello han producido varios anuncios, carteles y vídeos para Internet, como el siguiente, con el viaje de una fresa desde el campo al cubo de basura, que ha tenido más de un millón de visualizaciones:
6. Aprovechar los residuos para compostaje. Este sistema transforma la basura orgánica, como la alimentaria, en un fertilizante ecológico, el compost, idóneo para huertos y jardines, evitando su acumulación en vertederos. En EE.UU. varias iniciativas específicas compostan los restos de alimentos, como «FOR Solutions» o «Power Knot».
7. Apoyar a los restaurantes «cero residuos». Cada vez más numerosos en todo el mundo, hacen frente a la generación de basura urbana y el desperdicio de alimentos y, de paso, ahorran dinero y reducen su impacto ambiental.
AFM