El aumento de la temperatura del planeta provoca numerosos problemas en nuestro entorno que afectan directamente a nuestra forma de vida. La emisión indiscriminada de CO2 debilita nuestra capa de ozono y hace que la temperatura de la tierra aumente, cambiando radicalmente las condiciones climáticas de las estaciones del año.
Aumentará el calor, pero también la humedad, y con ello las plagas encontrarán mejores condiciones para vivir y reproducirse. Insectos como las cucarachas, que necesitan del calor para incubar sus huevos, aumentan su población considerablemente en el verano. Si el resto del año las temperaturas aumentan, también lo harán las poblaciones de cucarachas, que pasarán a estar activas durante todo el año. Como el caso de las cucarachas lo mismo pasa con muchas otras especies de insectos.
El aumento de temperaturas y la masificación de determinadas plagas dejará secuelas más allá de los riesgos sanitarios que normalmente suponen. Estos insectos buscarán alimento, y los cultivos serán su principal blanco. Según demuestran estudios de La Universidad de Washington, por cada grado que aumente la temperatura del planeta, se disminuirá en hasta un 20% los cultivos de arroz, maíz y trigo.
Si bien es cierto que hay medidas efectivas contra las plagas, lo que si es cierto es que esto es una realidad cada día más patente. La temperatura del planeta sigue aumentando y se están alcanzando índices históricos de emisiones de CO2. Tomar medidas no parece una opción, sino un compromiso que tenemos que adquirir por nuestro bien y el de nuestras familias.
La información de este artículo proviene de la publicación de National Geographic “Cómo el cambio climático multiplicará las plagas de insectos”, publicado el 4 de septiembre de 2018.