Plagas domésticas invasoras

Las infestaciones de chinches, hormigas y diversos insectos que se creían erradicadas desde hace años reaparecen como consecuencia del transporte de mercancías y de los turistas

Ni avisan con antelación de su visita ni son bien recibidas. Sin embargo, no cesan de autoinvitarse y colarse por las ventanas y rendijas de nuestras casas. Algunas de estas plagas, consideradas erradicadas desde hace décadas, como la chinche de cama, y especies invasoras como la cucaracha americana, la hormiga Argentina o la hormiga de jardín Lasius, se dejan ver con mayor frecuencia en adosados, pisos, oficinas y hoteles. Introducidas por el transporte de mercancías y tierras, y por los propios viajeros.

El regreso de las chinches

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La sola mención de toparse con una chinche en la cama nos traslada a épocas pasadas y es que este pequeño insecto, de aspecto plano y color marrón claro, se erradicó en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ahora el trafico internacional de personas y mercancías ha contribuido a su reaparición, tal y como alerta la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas, ANECPLA. Un estudio elaborado por esta organización advierte que la aparición de chinches de cama aumenta en nuestro país a un ritmo de entre el 10 y el 20%, en función de la zona geográfica. La más afectadas por este nuevo brote es el área de  Canarias, con un incremento de hasta el 90%.

Otro de los datos que ha proporcionado esta investigación es que los hostales y hoteles de 4 y 5 estrellas son los establecimientos que más han demandado los servicios para eliminar chinches, seguidos por los domicilios particulares. Este hecho avala la teoría de que la chinche ha reaparecido en nuestra sociedad de forma accidental a través de los equipajes de viajeros procedentes, sobre todo, del continente asiático.

Puesto que la chinche de cama se alimenta de sangre humana, y la noche es el momento en el que más activa se encuentra, es habitual que se instale en el mismo espacio en el que localice su fuente de alimento (las personas), de ahí que se alojen en colchones, mesitas de noche y otros muebles de la habitación. Ahora bien, si la plaga es numerosa, las chinches se trasladarán a todos los rincones de la casa. El problema es que ante la creencia generalizada de que estas plagas han desaparecido de nuestra sociedad, se desconoce el aspecto del bicho y cuando se encuentra una chinche se confunde con otro insecto sin ser conscientes de que demorar su desaparición mediante tratamientos específicos puede agravar la situación.

Las chinches adultas se caracterizan por sus cuerpos ovalados y planos, de color rojo óxido y del tamaño de una semilla de manzana. No obstante, como se esconden, es más sencillo identificar la plaga por su picadura: una roncha grande similar a la de la pulga, pero sin el punto rojo en medio. Aunque en un primer momento no duele, pasado un tiempo produce un picor intenso.

Las hormigas no son tan inofensivas

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Otros insectos de apariencia inofensiva, las hormigas, tienen un modus operandi parecido. Se ha extendido la creencia de que son insectos limpios que no causan problemas sanitarios como las cucarachas, razón por la no se interviene hasta que la plaga se ha desarrollado. El inconveniente es que si, en efecto, se trata de una plaga, son numerosas las posibilidades de que de que se trate de la hormiga Argentina o de la hormiga de jardín Lasius neglectus, especies invasoras que están desplazando a las hormigas autóctonas. Los técnicos expertos en servicios antiplaga aseguran que estas dos especies invasoras -chinches y hormigas- son las que más problemas causan en estos momentos por sus incómodas picaduras y su rápida dispersión.

La hormiga argentina, Linephitema humile, es una especie originaria de Sudamérica que se ha extendido por todo el mundo. Por su parte, Lasius neglectus, la pequeña hormiga de jardín que se ha propagado con gran rapidez por Asia y Europa también empieza a provocar graves problemas. Se cree que su lugar de origen es el Sudeste Asiático aunque se describió por primera vez como especie en 1990 en Hungría, cuando se descubrió que había infestado un barrio entero en Budapest. Desde entonces, se ha detectado en toda Europa, sobre todo en parques y jardines, donde elimina a las especies autóctonas y se introduce finalmente en las casas. Su definición como especies invasoras potencia su capacidad de convertirse en plaga, ya que han unido a su peculiar estructura social -numerosas reinas en un nido, ausencia de agresión entre los nidos, fecundaciones dentro del nido y crecimiento de la colonia por gemación (como una mancha de aceite)- la ausencia parásitos y patógenos naturales.

Los ténicos en servicios antiplaga aseguran que las especies invasoras que más problemas causan son las chinches y las hormigas

Estas hormigas, además, se organizan en supercolonias. En el año 2002, investigadores de la Universidad de Lausanne (Suiza) identificaron una supercolonia de hormigas Argentinas, con millones de nidos y billones de estos insectos genéticamente iguales, que se extendía a lo largo de 6.000 kilómetros de costa mediterránea y atlántica. Como son iguales, se reconocían como «familia» y no luchaban entre ellas. Una acción contraria a la que realizan las hormigas autóctonas que, organizadas en nidos pequeños, compiten con los otros nidos vecinos por el territorio. Sin embargo, como desaparece esa medida natural de control entre las hormigas, su número aumenta y, con ello, su capacidad invasora. La homogeneidad genética y la consecuente cooperación se explica porque todas las hormigas eran del mismo grupo que hacia 1920 entró en Europa procedente de Argentina, transportado accidentalmente con alguna mercancía.

Por su parte, la especie de jardín Lasius se ha extendido por Europa y ha llegado a zonas más frías que hasta ahora no estaban afectadas por otras plagas más tropicales. Hacia el norte, se ha instalado en Jena (Alemania), Gantes (Bélgica) y Varsovia (Polonia). En España, de momento sólo se halla en el nordeste. Ante el temor de que pudiera extenderse tanto como en Argentina, los expertos no se atreven a concretar una zona geográfica determinada aunque dicen que es probable que acudan allí donde el clima es favorable y húmedo en verano. Se presume, además, que se multipliquen en espacios modificados por el hombre, como urbanizaciones o campos de golf.

La cucaracha, una vieja conocida

 

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La tercera especie invasora que más problemas causa en estos momentos es una vieja conocida: la cucaracha Periplaneta americana. Entró en España en los años 90 y desde entonces se ha extendido hacia zonas urbanas, sobre todo a través de las alcantarillas. En estos momentos, en la mayoría de las ciudades españolas, miles de kilómetros de alcantarillado están colonizados por esta cucaracha.

Entre la razones propuestas que explican el asentamiento de esta especie tan general la que más consenso reúne es que aparece gracias a las temperaturas menos severas de los últimos inviernos. Así se explicaría que Periplaneta americana, más común de zonas templadas, se localice en nuestro país principalmente en estaciones cercanas al invierno.

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