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Un compuesto químico presente en la superficie del cuerpo de las termitas reales permite que las obreras las reconozcan y cuiden. Además, la percepción de la feromona real, que genera sacudidas entre las obreras, les hace sentir que hay una reina o un rey presente y que la situación en la colonia es estable.
La comunicación química es fundamental en las colonias de insectos sociales. Las mezclas de hidrocarburos cuticulares y otras sustancias específicas para especies, colonias y castas han sido bien documentadas como feromonas, las sustancias que hacen posible aspectos conductuales y fisiológicos importantes de estos insectos.
Más concretamente, las feromonas reales utilizadas por las reinas, y los reyes en el caso de las termitas, hacen posible que las obreras reconozcan y cuiden a estos individuos vitales, y mantengan la división reproductiva del trabajo.
Si bien hasta el momento no se habian identificado las feromonas de reconocimiento real en las termitas, en un estudio realizado en la North Carolina State University de EEUU se han analizado extractos solventes de la termita subterránea Reticulitermes flavipes para evaluar las diferencias en los compuestos cuticulares entre las castas.
El resultado ha sido la identificación de un hidrocarbono, el heneicosano, y varios alcanos de cadena larga especificos de la realeza. El hallazgo podría mejorar el conocimiento sobre la evolución, el comportamiento y el control de las termitas.
A falta de vista, señales químicas
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra que el heneicosano, compuesto de átomos de carbono e hidrógeno, en la superficie del cuerpo de las termitas reales subterráneas tiene la funcionalidad de permitir que las obreras las reconozcan. Las termitas viven en su mayoría bajo tierra o en la madera y son generalmente ciegas, por lo que requieren del uso de señales químicas para comunicarse.
Los autores del estudio utilizaron cromatografia de gases para aislar sustancias químicas específicas de los exoesqueletos de termitas Reticulitermes flavipes reales y obreras, y encontraron heneicosano en las primeras, pero no en las segundas.
Además, cuando colocaron heneicosano en piezas de vidrio que simulaban termitas reales, las obreras empezaron a realizar sacudidas con su cuerpo y antenas, una acción que parece reflejar la versión de las termitas de reconocimiento real. Las obreras se sacudieron aún más cuando la feromona real se mezcló con otros hidrocarburos propios de las obreras, que representan el olor de la colonia.
Al parecer, las termitas utilizan un proceso de reconocimiento en dos pasos: el olor de la colonia les da a las obreras un contexto de «hogar» y el heneicosano, dentro de este contexto, les transmite el mensaje de que hay una reina o un rey en la colonia y que todo está en orden en la comunidad. Y si las obreras perciben que los miembros de la realeza son, además, compañeros de nido, incrementan aún más las sacudidas de reconocimiento.
Feromonas históricas
El estudio de la universidad de North Carolina State aporta también información sobre la evolución del uso de las feromonas en insectos. Los resultados contradicen la creencia común de que las reinas del orden de los insectos himenópteros (hormigas, abejas y avispas) fueron las primeras históricamente en utilizar este tipo de feromonas similares a la cera para el reconocimiento real.
Sin embargo, las termitas aparecieron hace unos 150 millones de años, mientras que los himenópteros sociales lo hicieron hace unos 100 millones de años. Por lo tanto, el descubrimiento de un hidrocarburo como feronona de reconocimiento real en las termitas parece ser anterior a su uso en insectos himenópteros sociales.
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